diciembre 09, 2010

La cultura asirio-babilónica


La escritura cuneiforme, en vez de simplificarse, se fue haciendo más compleja y elitista. Por lo tanto, el arameo llegó a cobrar popularidad y difusión como lengua para el comercio, los negocios y la política entre naciones
También cambio de dirección la escritura, de izquierda a derecha en vez de arriba abajo.
El lenguaje sumerio quedó reducido a aspectos religiosos y didácticos.
La difusión del arameo fue seguida por una forma de escritura, la del alfabeto. Se podía escribir en pergaminos en vez de en lápidas y tabletas.
Solo se conservan los textos en arcilla. Los últimos textos son de Uruk, del 75 d.C.
En la antigua Mesopotamia los sumerios tenían bibliotecas. Se conservan treinta mil tablillas de la biblioteca de Nínive.

Habian escuelas de escritura en Asiria y en sus colonias. Los escribas solían ser hombres. Lo primero eran ejercicios de memorización.
Los monarcas asirios consideraban a Babilonia la conquista más preciada. Era el centro del mundo.
Los asirios eran grandes coleccionistas de escritos de las civilizaciones antiguas, y cada año realizaban una “lista limmu” que recontaba los eventos y dignatarios del año acabado.
También eran grandes poetas y escribas de textos originales
Fueron pueblos muy avanzados en matemáticas. Desarrollaron la base del sistema métrico decimal y el del sistema sexagesimal.
En sus creencias, los asirios no tenían interés en la especulación.
La ciencia nació y fue muy atada a la religión.
La astrología y la astronomía alcanzaron su máxima expresión durante el reinado de Assurbanipal. Hasta el siglo VIII a.C. no se encontraron aplicaciones prácticas para estos conocimientos.
Los ziggurats servían de observatorio astronómico. Los asirios fueron observadores asiduos de los astros por su creencia en la astrología. Predijeron los meses lunares y los eclipses solares.
Los dioses eran la causa primera de las enfermedades.
En química no pasaron de la fabricación de tintes y esmaltes.

Arte y arquitectura

Del arte babilónico quedan pocos ejemplares. La unificación del territorio de Hammurabi propició el desarrollo del arte y de la cultura. Los restos sugieren un gran esplendor artístico.
Los grandes palacios fueron arrasados. Como el de Zimrilim.
La destrucción de las principales urbes asirias produjo el fin del arte imperial asirio. Nabucodonosor impulsó el arte hacia una orientación más espiritual. La técnica del esmalte es la mayor contribución del imperio neobabilónico.
Babilonia estaba situada a la orilla izquierda del río Éufrates, aunque se extendió por ambas partes del río.
Las murallas eran de arcilla, adobe y ladrillos. Por encima de las murallas había un amplio camino.
El área interior tenía ocho puertas principales, dedicadas a ocho divinidades diferentes. La más importante, la puerta de Ishtar, se conserva en el Museo de Berlín. Sin embargo, Babilonia carecía de planeación urbana.
Babilonia en sí era una auténtica maravilla famosa por su belleza y su colosalismo.
Uno de los más importantes edificios se conoce como el “Palacio de Nabucodonosor” con planta trapezoidal y varias habitaciones.
Destacaban los “Jardines Colgantes”, una de las siete maravillas del mundo antiguo, e inspiración de diversas leyendas relacionadas con la reina Sammurat.
La iconografía, a partir de la I dinastía de Babilonia, añade motivos como el toro androcéfalo y se perfecciona el arte de la caligrafía.
Había gran belleza en las artes decorativas y suntuarias, pero destaca más aún su obra arquitectónica. Fue de altísima calidad.
A lo largo de dos fases se desarrolla el Imperio Asirio y se convierte en el arte más característico de toda la civilización mesopotámica. Es arte derivado del sumerio-acádico.
Durante siglos la capital del imperio fue Assur. En el siglo XIII a.C. se construyó una nueva capital.
A partir del siglo XIX a.C. se formaría un nuevo reino independiente.
La ciudad estuvo rodeada por diversas puertas que aumentaron en número a lo largo de los años.
Los mesopotámicos no se interesaban demasiado en las tumbas, ya que carecían de valor religioso. En cambio, concedían gran importancia a sus palacios y templos.
Los palacios reales se fabricaban con fines reales tanto como militares.
Los palacios neoasirios estaban divididos en dos áreas, una pública “Bib-Anu”, y otra privada, “Bab-Anu”.
Los palacios también tenían capillas para el culto.
El enorme palacio construido por Sargón II en Khorsabad representa el ejemplo más notable de la cultura asiria.
La ciudad de Nínive, a la izquierda del río Tigris, fue descubierta por el inglés Austen Layard en el siglo XIX, ganándole al francés Paul-Emile Botta, quien descubrió el palacio de Sargón II.
Los grandes palacios tenían una elaborada decoración escultórica.
Las monumentales estatuas aladas androcefálicas del palacio de Sargón II Khorsabad son de los más notables ejemplos del arte asirio.
El arte asirio obedecía una función muy precisa, que era demostrar el poder de los reyes asirios.
Los bajorrelieves y altorrelieves asirios fueron fabricados en alabastro.
Las manifestaciones de animales y de la caza en los relieves alcanzan su máxima expresión en el arte asirio, notablemente con “La leona herida” y “La caza del león”, en el Museo Británico. El relieve es la manifestación artística más lograda  de los asirios.
Se recurre al miniaturismo y al detalle extremo en escenas de banquetes y vida cotidiana, con gran exactitud de detalles.
Los asirios no eran grandes pintores, aunque coloridos.

La religión asirio-babilónica

Las creencias religiosas de los babilonios y asirios fueron continuaciones de las creencias sumerias y babilónicas.
Persiste la multiplicidad de dioses, el culto a los astros y la prácticas mágicas.
Los tres grandes dioses del cosmos eran descendidos de las divinidades sumerias: Anu, Enlil y Enki. También Samash y Sin, el Sol y la Luna.
Sin era representado con figura humana y los símbolos de la fertilidad. Los babilonios creían en el influjo de la luna sobre la vegetación terrestre. Su hermana era la divinidad más divulgada por todo el panteón babilónico. Se identificaba a la diosa Venus con el planeta Venus.
Otros dioses nacionales como Marduk, venían de un culto muy antiguo.
Los babilónicos reconocieron, por la fuerza, la supremacía del dios asirio Assur, pero este quedó relegado a celebraciones militares. Los únicos cultos que llegaron a generalizarse entre los babilónicos fueron los de sus dioses locales.
La interpretación babilónica del mundo y de la vida fue esencialmente religiosa. El destino del hombre es esencialmente pesimista, como se ha evidenciado en el “Poema de Gilgamesh”.
La religión es oficial y es considerada como la única vía para obtener la benevolencia de los dioses y liberarse de los demonios y malos espíritus.
En la religión babilónica tiene importancia decisiva la magia, la adivinación y la astrología

Creencias de los asirios

Las creencias religiosas de los asirios eran muy semejantes a las de los babilónicos. El monarca era el representante del dios en la tierra.
Los templos y la organización del culto estaban encomendados a la clase sacerdotal, y había que alimentar y cuidar a las esculturas que representaban las deidades.
Los mortales debían servir a los dioses, según su cosmovisión.
Se rendía culto público y oficial al dios supremo Assur. Este culto se expandió con su conquista y sobrevivió la caída de Nínive.
Le seguía en importancia Ishtar, diosa de la guerra y la fertilidad. Aparecía representada con navíos guerreros. Se le vinculaba también con ritos curativos.
El panteón asirio comprendía muchos otros dioses, como Adad dios de las tormentas y Ninurta el dios de la caza.
Los cultos incluían el sacrificio ritual.
Algunos cultos se esparcieron por el Medio Oriente, como el culto a la diosa Ishtar.
Los creyentes asirios nunca se dirigían a los dioses superiores directamente, acudían a los dioses inferiores.
A los babilónicos y a los asirios les faltaba la idea del castigo en el más allá.

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