por Jose Luis, Paty, Xaly, Salvador y Lena
Los museos desempeñan una importante función social. La responsabilidad de entablar el diálogo entre el artista y el espectador ha recaído principalmente en los museos, tanto públicos como privados. Son éstos los que han tenido la tarea de distinguir entre lo que es arte y lo que no lo es, y de hacerlo saber al público; de conservar y restaurar piezas con valor histórico y de exponer las obras de arte con determinado valor cultural en su contexto histórico y social. Los museos son también los encargados de promover el arte en todas sus manifestaciones, además de impulsar su difusión dentro de cada sector de la sociedad. El buen museo debe maximizar además, el espacio disponible para crear experiencias estéticas en el espectador e iniciar un diálogo entre el amante del arte y el artista, quien estará presente a través de su obra.
La época en la que vivimos, como muchas o todas las anteriores, le otorga un alto valor comercial al arte que se denomina de calidad. Esto ha hecho del mercado de arte una actividad primordialmente elitista, lo cual ha implicado a menudo la exclusión tajante de los artistas que no gozan de la validez de la crítica. Se trata de un mercado adinerado, comúnmente dictado por la moda, por tendencias subjetivas impuestas por curadores y críticos de arte.
Dentro de este ámbito las galerías privadas ejercen una influencia decisiva; los museos públicos deciden lo que definirá las épocas al exponer obras selectas en su contexto histórico. El financiamiento de los museos ha sido en su mayoría responsabilidad del gobierno, aunque en muchos países desarrollados hay considerable inversión del sector privado. Tanto la conservación, como la restauración de obras de arte valiosas son procesos costosos, al igual que la exposición y difusión de dichas piezas. Asimismo se invierte una cantidad importante en el pago de empleados capacitados y que tienen los conocimientos y las habilidades necesarias para mantener las obras en buen estado. Por ésta y otras razones se le considera un mercado elitista, y las subastas internacionales son prueba de ello, ya que a menudo se venden piezas por millones de dólares, tanto a museos, como a coleccionistas privados.
Gracias al internet, a la televisión y a otros medios de difusión masiva, las obras de arte más exclusivas se han vuelto accesibles para todo el mundo. Una simple búsqueda en Google ofrece gran cantidad de imágenes e información sobre cualquier obra de arte, movimiento, o cualquier época que se nos ocurra. Esto puede impulsar el interés en el arte y así crear mayor afán por adentrarse en el alguna vez exclusivo mundo del arte, tanto contemporáneo, como histórico. Además, muchas páginas, incluyendo algunas reconocidas como la del Saatchi Gallery, ofrecen acceso ilimitado a artistas desconocidos para que vendan y ofrezcan su trabajo a la crítica.
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