Por Gabriela Saldaña Benítez.
Después de los cambios climáticos ocurridos en la tierra hacia el año 20,000 a.C., los que lograron salir adelante de esta prueba, tuvieron que adaptarse a la nueva situación. A partir de entonces el hombre se convierte en agricultor, empieza a domesticar a los animales y se vuelve sedentario. Se establece y consagra el tiempo a las indagaciones que le lleven a nuevos descubrimientos y al cultivo del espíritu. Surgen los primeros poblados (aldeas) y la vida social se va organizando. Basan su existencia en el aprovechamiento de sus propios recursos y en la protección de sus vidas y propiedades.
Las primeras civilizaciones aparecieron en Egipto y Mesopotamia durante el cuarto milenio a.C. que estaban unidas a la proximidad de los ríos, el Nilo y el Éufrates y Tigris respectivamente. Las más antiguas civilizaciones se han desarrollado en una franja de terreno que, partiendo del valle del Nilo, alcanza Mesopotamia a través de Palestina, Fenicia y Siria, por lo frondoso de la vegetación es conocida como el “Creciente fértil”, escenario en el que se desenvolvieron los pueblos que elaboraron algunas de las más brillantes culturas antiguas.
Mesopotamia o “País entre ríos” (del griego “mesos” o “medios” y “potamos” o “ríos”), se formó por los aluviones del Éufrates y del Tigris, cuyo delta concluye en el golfo Pérsico. Aquí es donde se alzaba Summer, la cuna de una brillante civilización, llamada por sus habitantes “Kengir” (o más propiamente “Keñer”). Zona en una llanura inhóspita, de clima seco y caluroso, carente de minerales y donde escasea la piedra y la madera para la construcción, de suelo árido y lluvia escasísima, por lo que la mayoría de los cultivos dependen de la irrigación, para lo cual los habitantes se las ingeniaron para regular las aguas por medio de diques y canalizaciones, lo que significa una enorme tarea, una numerosa mano de obra, una autoridad fuerte y una eficaz administración.
A pesar de la hostilidad del medio, las tierras eran fértiles y en ellas fueron asentándose las comunidades neolíticas. Al multiplicarse la población, las aldeas fueron convirtiéndose en pequeñas ciudades y después en grandes urbes, algunas de ellas (hacia el 4000 a.C) contaban con varios millares de habitantes. Los artesanos pasaron a ser trabajadores especializados, los comerciantes traían de lejanos lugares las materias primas y géneros de que allí se carecían y no tardaron en aparecer funcionarios que se encargaron de la supervisión del trabajo, del cobro de los impuestos y de la redistribución de recursos.
Pronto surgieron la clase sacerdotal y los templos, y en éstos se combinaban las actividades religiosas con las civiles (enseñanza o administración de justicia). Como resultado de estos procesos intelectuales y espirituales surgieron las grandes obras arquitectónicas, los productos de una elaborada artesanía y lo más importante, el invento de la escritura como ayuda para un título y derechos de propiedad.
La historia de Mesopotamia puede dividirse en tres grandes períodos fundamentales:
- Predominio de la Baja Mesopotamia o Babilonia (desde sus orígenes hasta la mitad del 2000 a.C.) y se subdivide en 5 etapas: a) 1ª época sumeria; b) época acádica; c)2ª época sumeria; d) invasión amorrita y 1er Imperio Babilónico; y e) invasión cassita.
- Predominio de la Mesopotamia Media o Asiria (hasta fines del siglo VII a.C.), y que comprende los imperios asirios.
- Nuevo predominio del Sur (hasta finales del siglo VI a.C.), 2º Imperio Babilónico o Caldeo.
El pueblo sumerio tiene cierta afinidad (cráneos cortos y redondos, esqueletos de estatura media, etc.) con las poblaciones dravídicas (pueblos que ocuparon la India antes de la llegada de los arios) prehistóricas; unos opinan que pudieron haber llegado a la Baja Mesopotamia por mar, y otros que descendieron desde el norte, procedentes de una región montañosa. Los sumerios no fueron los primeros pobladores de la Baja Mesopotamia, tal como parecen evidenciarlo los nombre antiguos de los ríos Éufrates y Tigris (Buranum e Idigna respectivamente). Muchos de los elementos materiales de su civilización: adobe primero, ladrillo después; la metalurgia; la construcción de cúpulas, se conocen desde sus primeros momentos.
Vivían en centros urbanos, algunos pequeños, otros mayores, constituyendo “ciudades-Estado”, independientes entre sí. Las principales eran Eridu, Ur, Uruk, Larsa, Lagash, Umma, Nippur y Kish. Hacia el año 2700 a.C. las “ciudades-Estado” sumerias crecen y extienden sus límites lo que provoca grandes problemas sobre los derechos de las tierras de cultivo y las aguas fluviales. Los pleitos e incidentes armados degeneraron en guerras a las que se lanzaron unas ciudades contra otras para asegurar su preponderancia, logrando así la unificación política de todas las ciudades de Summer.
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