Hace aproximadamente 20000 a.C., empieza a haber modificaciones en el clima de Europa, gracias al deshielo. Estos cambios someten a los pueblos de entonces a pruebas frecuentemente insalvables. Pero los que logran sobrevivir deben adaptarse a las nuevas condiciones que les impone la naturaleza.
Hace unos diez mil años el hombre se convirtió en agricultor. El hombre ya no depende de los azares de la caza, la pesca o la recolección de frutos espontáneos, pasando de nómada a sedentario. De ese entonces el salvado y la paja se convierten en el alimento de cabras, ovejas, bueyes, cerdos y aves; y estos a su vez pueden ser aprovechados por sus alanas, pieles, huesos, estiércol y otros derivados. Hay evidencias de la domesticación de la cabra en Asiab, Irán, hacia 8050 a.C., y de la oveja, el cerdo y el vacuno, hacia el 7000 a.C., en Tesalia, Grecia. El hombre fija su residencia y puede consagrar su tiempo a las indagaciones, que le llevan a nuevos descubrimientos y al cultivo del espíritu. Con las construcciones de cabañas y chozas, agrupadas en las inmediaciones del agua, surgen los primeros poblados y la vida social se organiza. Los habitantes de cada poblado basan su existencia en el aprovechamiento de sus propios recursos y en la protección de sus vidas y propiedades.
Las primeras civilizaciones surgieron en Egipto y Mesopotamia durante el cuarto milenio a.C. Estaban ligados a la fertilidad, gracias por los deltas de los ríos y por una organización político-social muy evolucionada. Las más antiguas civilizaciones se han formado en una franja de terreno que alcanza Mesopotamia a través de Palestina, Fenicia y Siria. Esa franja es conocida como el "Creciente fértil". Al norte de el "Creciente fértil", se extiende Anatolia, extensa meseta separada del mar por cordilleras marginales. Se trata de un paisaje semilunar, que se comunica con el resto del mundo mediante pasos situados en las regiones de Sardes y de Mileto, al Oeste, y los del Tauro y del Amano, al Este, único acceso desde Mesopotamia y el golfo Pérsico. El río Hayls determinó la diferente orientación histórica de los pueblos que habitaron la zona. Mesopotamia o "País entre ríos", se formaron por los aluviones del Éufrates y del Tigris, cuyo delta concluye en el golfo Pérsico. Esta región comunica con las estepas y mesetas vecinas, lo que explica la frecuencia y naturaleza de las invasiones.
Mesopotamia es una llanura aluvial de clima seco y caluroso. Su suelo, si no es trabajado con ahínco, es árido y casi estéril. Tal vez fue el lugar de la Tierra que en la antigüedad tuvo mayor trascendencia para la evolución de la civilización. El Éufrates es el río más largo de Asia Occidental. Nace en las montañas armenias de Turquía. El Tigris nace en un lago montañoso del Curdistán turco. El Éufrates permite la navegación de embarcaciones de poco calado y sus aguas se aprovechan para el riego. El Tigris tiene varios afluentes grandes y constituyó valioso medio de irrigación.
Al norte de Mesopotamia. Las corrientes fluviales han de abrirse camino a través de una llanura abundante en rocas duras y discurren entre altos escarpes. Pero en el centro los valles de ambos termina por confundirse y originan una amplia llanura aluvial. Las crecidas tienden a la creación de pantanos y lagos. Dado que la lluvia escasea, la mayoría de los cultivos dependen de las irrigaciones. Los habitantes de aquellas tierras se las ingeniaron para regular las aguas por medio de diques y canalizaciones, era preciso dominar los ríos. A pesar de las hostilidades del medio, las tierras eran fértiles, y en ellas fueron asentándose las comunidades neolíticas. Al multiplicarse la población, las aldeas fueron convirtiéndose en pequeñas ciudades, y estas en grandes urbes. Los artesanos pasaron a ser trabajadores especializados. Pronto surgieron la clase sacerdotal y los templos, y en estos se combinaban las actividades religiosas con las civiles. Resultado de estos procesos intelectuales y espirituales fueron las grandes obras arquitectónicas y los productos de una elaborada artesanía. Pero lo más importante fue el invento de la escritura.
La historia de Mesopotamia se divide en tres periodos:
1.- Predominio de la Baja Mesopotamia o Babilonia. Que a su vez se divide en 5 etapas: a) primera época sumeria, b) época ácadica, c) segunda época sumeria, d) invasión amorrita y Primer Imperio Babilónico, e) invasión cassita.
2.- Predominio de la Mesopotamia Media o Asiria, y comprende los imperios asirios.
3.- Nuevo Predominio del Sur. Este período lo llena el Segunda Imperio Babilónico.
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